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Cuando pillan a a la prensa mintiendo…

Zidane es presentado un lunes por la tarde. Se anuncia públicamente en la web del club unas horas antes. El domingo y la mañana del lunes fue tiempo suficiente para dejar con el culo al aire las opiniones disfrazadas de opinión que nos vertían numerosos medios deportivos. El que más se cubrió de gloria en esta basura fue Diego Torres de El País. Afirmaba que Zidane le había dado calabazas a Florentino con una serie de epítotes y adjetivos gratuitos que reflejan la desfachatez y la inquina del periodista.

En la galerna escribieron un interesante artículo:

Cuando el que informa no cuenta la verdad

Y en los comentarios escribí una respuesta aún más interesante, claro, jajaja aquí está:

A mí me parece indignante el papel de la prensa deportiva ante la clarísima evidencia de invención, de fabulación con la intención de mal meter y sembrar cizaña. La corrección al sinvergüenza de Diego Torres no ha tenido eco en los programas deportivos, porque casi todos, cometieron el mismo fraude que el periodista de El País, en sus medios radiofónicos principalmente, donde el relleno es pura especulación. Pero claro, afear que el otro, la competencia, la caga de esa manera es tirar piedras contra su propio tejado porque todos hacen más o menos, con más o menos descaro, un cargar de tintas basado en premisas falaces que surgen de esas especulaciones.

Hay que recordar que el corporativismo cateto que emplean estos periodistas, que llaman compañeros a cualquiera del gremio, sirve para defender estas prácticas de Diego Torres, no son las primeras y seguramente únicas, y usarlo como munición contra el que proteste por sus palabras.

Ejemplo palmario: Diego Torres escribe un artículo en el Mundial de Rusia, en el que dice que los compañeros de Isco de la selección no soportan su juego, creen que es un chupón, que ralentiza el juego, que hacía esto u lo otro, con una carga muy peyorativa. Isco contesto con un tuit que decía «¡Qué malo eres!». El narrador de los partidos de la SER, un tal Romero, miniLama para los oyentes de ElRadio, se despacha a gusto con Isco diciendo que ese mensaje es una falta de respeto. Y se queda tan pancho. Es más, dice que ese artículo es de opinión cuando es todo lo contrario porque lo que cuenta dentro no es opinión sino información, ya que dice que es lo que hablan y piensan sus compañeros. Y como es un artículo de opinión, Isco no puede molestarse y tiene que aguantarse.

Pero claro, «¡qué malo eres!», es una falta de respeto al periodista. Que ellos digan quien es bueno o malo, quien sirve y quién no, en todos los estamentos de un club (fisios, médicos, entrenadores, jugadores, gestores, directivos, presidentes, etc.), sin tener ni puta idea, no es faltar el respeto a nadie. Es su trabajo, espetan y se quedan tan panchos. El periodismo ha muerto hace mucho tiempo, ya no se trata de indagar, informarse, documentarse, contrastar para informarnos. En el periodismo deportivo 4.0 que vivimos es mucho más importante la opinión de cualquiera que la información veraz. Repugnante

El problema es este indigente nivel intelectual y cultural del que hacen gala. Y donde surge la duda de nuevo: ¿son ignorantes que no saben que hacen mala praxis o villanos que aún sabiendo que está mal, lo hacen adrede? cualquiera de las dos respuestas nos deja un panorama aterrador, donde estos acomodados opinadores gozan de impunidad para decir lo que les venga en gana sin necesidad de ser real y seguir formando y generando opiniones entre los usuarios nuevos u ocasionales de sus espacios.

Lo triste es que el cuasi permanente mal hacer de la prensa deportiva no tiene el altavoz mediático que lo ponga de relieve para que algunos, por vergüenza torera, cambien o simplemente lo hagan para intentar ganar algo de la credibilidad perdida y distinguirse de la competencia.

Pero como se trata de periodismo deportivo, entonces no se exige. Trata de algo que no tiene importancia relevante para la sociedad. Dicen que tratan de deporte pero la realidad es que es de fútbol. Y claro, no es importante… entonces pueden hacer las barrabasadas que quieran.

Y ahí tenemos que el rigor en la información fue dinamitada long time ago… y la responsabilidad en la opinión enterrada, porque hay que polemizar para que el relleno sea interesante, según sus enfermizas y obsesivas mentes. Y se les pide responsabilidad en la opinión por el poder que tiene el altavoz mediático para generar opinión e influir en los oyentes.

Eso es una estafa y fraude al usuario, ciudadano, aficionado que escuche esos medios donde le están dando gato por liebre, opinión por información. Pero, ¡eh!, que es de fútbol, ¡ah!, entonces no pasa nada… ¿no pasa nada este deterioro de credibilidad de los medios en una sociedad en el que el periódico y web más visitada de este país es precisamente de deportes y fútbol?

Nos hemos acostumbrado a que su mal hacer sea muy habitual, pero aunque sea rutinario no significa que sea lo correcto. Y claro, como es algo de fútbol, pues no es importante y ahí entonces sí que los medios pueden optar por falacias y teatrillos exagerados, impostados, vehementes pero con muy poca realidad y muy mala leche… cuando se les va de las manos incendiando a los aficionados por algo que les haya indignado y entonces hay disturbios y broncas y peleas de hinchas furibundos entonces se quitan de un lado estos periodistas pirómanos… pero no es importante, claro. Influyen pero no es importante. Dejan letanías falsas que siguen repitiendo contra el RM. Y calan. Y no pasa nada.

En fin, que apenas hay dos artículos en la prensa que denuncie y afee el vil comportamiento de Diego Torres, que si no es por el ridículo que hace al publicarlo horas antes de la presentación de Zidane, pasa desapercibido y por supuesto, que no hay rectificaciones ni disculpas.

Importante: siguen campando a sus anchas. Hay impunidad. Por eso no es baladí señalar su doble rasero y su mala praxis siempre, aunque se trate de fútbol.