Una viñeta del gran gesioh borda la sensación que hay en el madridismo tras la eliminación del Atlético en semifinales de Copa del Rey.
Las excesivas y exageradas alabanzas de la prensa deportiva, en su habitual ejercicio mamporrero al Atlético, hicieron bueno el dicho “el halago debilita” y palmaron en el terreno que más elogios habían cosechado.
El Real Madrid les ganó la batalla canchera. Esa en la que priman los tópicos ventajistas de “esto es para hombres o para listos”, donde la intensidad y la fuerza son los protagonistas principales. Ahí es dónde reside la fuerza de este Atlético que tantas loas y parabienes recibe de nuestra prensa deportiva que realza precisamente eso, su intensidad y presión, la anulación del equipo rival y castigar con dureza los fallos del rival. Algo que si lo hacen otros entrenadores u otro equipo, esa misma prensa deportiva condena de forma tajante y vehemente como si fuera un delito.
El equipo incómodo, ese que se le atraganta a los rivales, que se lo pone más que difícil a cualquiera, a cuyo entrenador le gusta Mouriño y todos los periodistas callan, agachan la cabeza y musitan pequeñas letanías para alejar el demonio invocado por semejante blasfemia, le han dado un ¡zas! en toda la boca y por extensión a toda esa prensa cateta y malintencionada.
El Real Madrid le ha sacudido un par de bofetones en ese juego canchero y mientras se levantaba le cascó 3 chicharros. Que un par de ellos dan en la chepa o muslamen de un defensa y llegan a la red sin ningún glamour, vienen a confirmar qué tipo de partido se estaba jugando. Tres a cero en la ida y visto para sentencia.
Aún quedaba la vuelta y a pesar de que los periodistas hablaban de consignas dentro del vestuario para intentar remontar, nada llegaba a la afición de que eso era posible. Ni siquiera por la alineación que sacó el Cholo. La liga y la eliminatoria de Champions contra el Milán les pesa mucho. Y a pesar de su numerosa y activa parroquia periodística, no son el Real Madrid y no tienen porqué esforzarse al máximo para conseguir plantarse en la final. Pero el Real Madrid les echó una mano para espantar cualquier ilusión: 10 minutos, dos goles y se acabó el partido. Hala, ya podéis pensar en la liga y el Milán. Nosotros jugamos la final. Y la prensa cabizbaja (aún más escocidos porque ha sido el Real Madrid jajaja).
El Real Madrid ha demostrado tanta fuerza y solidez en esta semifinal de Copa que la ha reducido a un mero trámite y como guinda a este, la sección de baloncesto, gana in extremis, por un punto en la última décima de segundo, la Copa del Rey ante el Barcelona. ¡Toma ya!
Indudablemente es para sacar pecho y gozar de la satisfacción que nos ha proporcionado la Copa.