CAMPAÑA CONTRA MOURIÑO

1.El fin justifica los medios. Otra vergüenza nacional.

Es el tema estrella del periodismo deportivo: Mouriño. Un personaje que ha revolucionado, destapado o puesto en evidencia a nuestro periodismo deportivo. Las descalificaciones al personaje son constantes y desde hace mucho tiempo. Últimamente se ha puesto de moda decir que Mouriño miente. Miente por esto o lo otro. Me ha llamado mucho la atención porque si algo es mentiroso por los grandes intereses creados, es el mundo del fútbol. Las reglas les obligan a mentir continuamente y las operaciones interesan que algunas sean privadas y ocultas para que no se estropeen y otras que salgan a la luz pública porque crean ilusión, por ejemplo. Las reglas dicen que ningún club puede negociar con un jugador con contrato en vigor sin antes tener el visto bueno del club al que pertenece el jugador. Nadie lo cumple. Todos mienten. Y la prensa les pilla en el renuncio, aunque a veces sea difícil porque utilizan un atajo para eludir la regla que es alguien cercano al club habla con alguien cercano al jugador, pero a nadie se le señala con el dedo gritando en alto y en público “¡Mentira!”. Con Mou , sí. ¿Por qué?
La respuesta es muy fácil: porque se le tiene ganas. Al entrenador del Real Madrid se le ha tildado de impresentable para arriba. Cierto es, que a los periodistas deportivos les gusta usar palabras gruesas para las insignificancias del fútbol, seguramente con la intención de elevarlas a solemne y adquirir importancia. A veces son de tal magnitud que parece que se refieren a un político que se ha llenado los bolsillos con erario público. No, se trata de las decisiones que toma el entrenador de fútbol del Real Madrid.
En este ambiente asisto atónito a la negación de la evidencia. ¿Se están cargando tintas contra Mouriño por un amplio sector de la prensa deportiva? ¿Se está poniendo la lupa a todo lo que hace o dice Mouriño? ¿Hay una vara de medir para Mou y otra para el resto? Es evidente que cae mal y de ahí esos epítetos gruesos que le dedican en las tertulias o informaciones deportivas acompañados de tonos vehementes e irrespetuosos. Pero se niega que haya esa campaña. Se niega la evidencia. Y quien lo niega son periodistas.
Lo primero que hicieron para negar la evidencia fue esconder la verdad por exageración o añadiendo elementos como “orquestada”. Les es más fácil negar que hay una “campaña orquestada” porque así pueden desviar la atención con un chascarrillo tipo “¿Os imagináis llamando el jefe de tal medio al jefe de otro medio para comentar qué vas a decir tú de Mou? ¡anda ya!” y se quedan tan frescos. Es decir, nos toman por tontos o quieren confundirnos adrede que es una campaña y qué no.
No hace falta que se llamen los jefes de medios (aunque lo hacen y se recomiendan cosas, como mostraré más adelante dicho por ellos mismos) para que haya una campaña. Varios medios coinciden en el objetivo y estoy seguro que los motivos son completamente distintos en uno u otro sitio. Y pongamos nombres para identificar ejemplos que nos sonará mejor a todos.
Los motivos del Sport para zurrar todo lo que pueda y más a Mouriño, están en su esencia de ser, dicho por su propio director: escriben por y para los culés, no para todo el mundo. Y es claramente antirealmadrid. Todo lo que puedan meterse con el Real Madrid lo harán y restarán méritos si el equipo blanco conquista títulos. A mí esto, incluso me suena a coherencia. Si tergiverso o retuerzo la realidad es para gusto de mis lectores. Vale. Pero sabemos de qué pie se cojea en el periódico y no se percibe en la sociedad como un medio objetivo para con el Real Madrid. No tienen por qué negar que hacen campaña contra Mou o el Real Madrid. Es más que una evidencia, es su esencia.
Lo que ya no resulta coherente son otros medios generales que se supone que no tienen colores y que hablan para todos. Pero tienen más páginas dedicadas al Real Madrid porque es el club con más seguidores en el país, según ellos, aunque la mayoría de la gente que no es madridista los perciben como seguidores blancos. El ejemplo de esto es AS y Marca.
Lo divertido de estos diarios es que son competencia y tienden a ningunear la información del otro. Hablo de los diarios y su extensión en la red; sus versiones digitales. Y así nos encontramos noticias con enfoques totalmente distintos, no te digo ná en tiempos de rumores y fichajes, en el que se manda a paseo otros valores o normas del buen periodismo en mor de ser el primero en contarlo (amén ya de los programas de radio y tv). Sí, he dicho rumor, porque para estos medios los rumores son noticia en ese periodo de fichajes; ahí el contrastar sobra. Mi temor es que esto se extienda a otra época que no sea de fichajes. Seguro que hay algún periodista que contrasta todo, como mandan los cánones y me lo llevo por delante en la generalidad, pero como bien sabe él, son minoría.

2. Mou el mentiroso. La prensa unida contra él.

Paradigma de esta «inexistente» campaña contra Mouriño fue la gala del Balón de Oro. Ya había dicho que no iba. Como excusa o argumento para no ir era que tenía que trabajar y preparar el partido del día siguiente que era una eliminatoria de copa. Respuesta plausible y verosímil. Todo el mundo sospechaba que Mouriño sabía que no iba a ganar y por eso no quiso ir. Pero no deja de ser una suposición o un intento de jugar a adivino de las verdaderas motivaciones que le empujan a Mouriño para tomar decisiones. Uno no quiere ir y da una explicación plausible. Pero para la prensa española no es suficiente y viene el esperpento.

A las 19:45 h. entregan el balón de oro a Messi. Gala donde está premiado Vicente del Bosque. Pero la pregunta importante para la prensa española es ¿dónde está Mouriño en ese momento? ¿por qué?. Ese es el quid. Porque no les vale la excusa plausible y verosímil. Para ellos lo importante es descubrir las verdaderas motivaciones personales y llamarle mentiroso. ¿Por qué la noticia era lo que hacía Mou y su “desplante” a FIFA y no los premiados? La respuesta es la que no quieren ver y la que niegan: están obsesionados.

Periodistas de AS hacen un “seguimiento” (ya sabéis, el eufemismo de vigilancia, persecución, acoso y derribo) a Mouriño y le sacan una foto viendo el entrenamiento de su hijo. Al día siguiente la web de AS titula “Mou miente…” y la foto. El titular cambió al mediodía. Ese martes la noticia era Mouriño. No fue la gala ni los premiados era señalar y recordar que Mouriño no fue al Balón de Oro porque tuviera que trabajar ya que estaba viendo a su hijo y por eso nos mintió. Había que poner al demonio de mentiroso. Y empieza el ruido una vez más y aponerle a caldo. Esta actitud es bochornosa además de pazguata.

Me hizo gracia el ejercicio de funambulista de Josep Pedrerol , director de Punto Pelota, para criticar a los que se habían aprovechado de esta gran exclusiva de qué hacía Mouriño, para cargar tintas contra él y llamarle mentiroso. Eran los mismos.

El artículo  del 12 de enero, lo titulaba con el revelador título: “La Prensa, unida contra Mouriño”. Ahí contaba que hay campaña contra Mouriño, esa misma que se niega ahora, y siempre se negará, porque la prensa no carga tintas porque alguien le caiga mal.

Recordemos un extracto:

“La rabia mediática. La rabia asoma en determinados artículos periodísticos, ciertos medios han convertido este caso en una guerra personal. El gran documento periodístico captado por AS de Mou viendo el entrenamiento de su hijo a la hora de la Gala FIFA, ha sido utilizado por algunos medios para acusarle de no haber trabajado ese día. A mí me parece ventajista”

Y a mí, Josep, pero son los mismos. No los únicos, es cierto.

Y luego confirma lo que otros niegan, que no haya conversaciones ni recomendaciones por el caso Mou entre periodistas de peso en nuestro país. Dice así:

“Alfredo Relaño. Varios compañeros de profesión, de buena fe, me han recomendado que cambie mi línea con respecto a Mou, que la defensa que hago de él me va a acabar perjudicando.”

Revelador ¿no? Se niega que haya campaña, que haya animadversión y que se carguen tintas contra Mou aunque sea evidente. Claro que los que esgrimen este axioma son los más implicados en la campaña.

El artículo termina de forma demoledora para los que niegan la campaña:

“La mayor parte de la Prensa española va contra Mou. La mayoría de los aficionados sigue estando con él. Algo está fallando…”

Y tanto.

Algunos periodistas han sido puestos en evidencia por Mou y eso no lo perdonan ni perdonarán. Creen estar en desventaja en las ruedas de prensa porque no pueden replicar ni preguntar más de una vez y hay un incómodo turno de palabra arbitrario que puede ningunearte durante un tiempo. Pero es verdad que el periodista luego puede dar su opinión a todo el mundo que escuche su programa, lea su diario o vea el programa de televisión dónde el periodista mezcla la información (lo que ha dicho Mouriño) con su opinión personal, que no profesional, donde utiliza epítetos como “cobarde”, “deleznable”, “desvergüenza”, “ególatra”, “mentiroso”, “falso”, “prepotente” y algunas lindezas más que he escuchado a distintos periodistas a la hora de resumir su crónica. Es evidente que cargan tintas no sólo contra su buen o mal hacer deportivo sino que atacan directamente a la persona. No son puntuales. El descrédito es continuo y permanente. Un claro indicio de que cae mal y que se le tilda con mala idea, baba o leche. Y viene desde distintos medios. Esto es una campaña contra él. La dureza, exigencia y saña con la que tratan a este entrenador no tiene precedentes más aún, por el número amplio de medios y periodistas de distintos colores o tendencias, que coinciden en este ataque.

3. RESPONSABILIDAD Y PODER
Hablemos de responsabilidades. Las de Mouriño son la marcha del equipo y los compromisos laborales que adquiriera al firmar el contrato. No se debe a nadie ni nada más. Si el equipo no va bien, aunque Mouriño no sea el culpable, sí es el responsable (no hace mucho tiempo no hacia falta explicar la diferencia entre culpa y responsabilidad, ahora parece ser que sí) y por eso habrá repercusiones en su contrato, por ejemplo.
Sin embargo, la prensa tiene una responsabilidad mayor, en todos los sentidos, que Mou. Es mucho más importante porque se debe a la ciudadanía. El periodismo sirve a la ciudadanía porque se supone que les trae la verdad, les trae información veraz y no se dejará dominar por otros poderes para poder seguir denunciando con fuerza. Por eso tienen esos altavoces tan potentes que entran en nuestras casas y nos dicen lo que pasa aunque les gusta decirnos lo que está bien y lo que está mal.
Eso es mucho poder. Y lo saben. A algunos se les olvida. Entonces hay que emplear la sabiduría que se encierra en el mundo del cómic: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y aquí, si el periodista se mide con Mouriño, no hay color. El poder del periodista es infinitamente mayor que el de un entrenador.
El poder del entrenador está en su club y acaba cuando los resultados van mal. No tiene poder sobre mí. Sin embargo, el periodista entra en mi privacidad ya sea en el coche, en casa, en un banco leyendo, viendo la televisión en casa, en un bar con los amigos… Siempre estarán ahí sus comentarios. Ha entrado porque yo le he dejado, tiene mi permiso. Hemos creado un clima de complicidad. A veces voy a buscarle yo, a veces me sorprende en un zapping y me detengo un ratito… Ese poder es el más grande que hay, por eso hay que cuidarlo y no abusar. Estás ahí, conmigo en muchos ratos y te escucho. Primer paso para influir y si alguien tiene la posibilidad de influir en alguien tiene poder sobre esa persona pero si la posibilidad de influir es en millones el poder que se tiene debe ser vigilado y ante todo responsable. Por eso, deben ser rigurosos en la información (por eso es bueno contrastar las noticias) y responsables en la opinión. Otro de punto interesante de debate: la opinión.
Muchos periodistas utilizan ese argumento para despotricar, denostar, denigrar y mostrar su odio hacia alguien alegremente como si eso les salvara de cualquier falta o eximiera de responsabilidad, “Es mi opinión” y se quedan tan panchos.
Pero no estás en un bar con tus colegas, estás en la radio o la televisión opinando alegremente y eso es lo que hay que cambiar y exigir al profesional de turno: responsabilidad. Les da igual si ofenden a mucha gente porque su opinión está por delante. Una actitud muy arrogante ¿será fruto del poder que ostenta al llegar su opinión sin tapujos ni miramientos a tantos y tantos oídos? Dicen que el poder embriaga y hace perder el norte y separar los pies de la tierra. No lo sé. Pero oyendo algunos periodistas deportivos se queda corto. ¡Ay, cuándo la opinión es más importante que la información o la verdad! Para algunos popes del púlpito no hay diferencia; su palabra es razón, su gusto el camino a seguir, su pensamiento lo que deberían pensar los demás si son inteligentes, claro.

Es curioso cómo se indignan algunos periodistas porque no pueden repreguntar en la sala de prensa del Real Madrid, algo que ocurre en todas las ruedas de prensa de todos los clubes porque no hay tiempo para más y sin embargo, sólo les molesta la rueda de prensa del club blanco. Un cerrar filas que no he visto por ningún lado cuando el Fútbol Club Barcelona vetó la presencia de Punto Pelota, un programa de televisión dedicado a esto del periodismo deportivo. Es más, alguno medio y periodista de Barcelona aplaudió el veto e insinuó que se lo merecían. No he oído en los demás medios, aunque sean competencia, decir ni mú, de una censura reprobable y rechazable. Silencio y mirar hacia otro lado. Complicidad con el poderoso (el club) para ganar puntos en su complacencia o miedo de perderlos. En cualquier caso, vergonzante. En un lado, una amplia mayoría de la prensa vocifera y se desgañita en su intento de desprestigiar y desacreditar a un entrenador porque les cae mal y en el otro lado, callan y miran hacia otro lado cuando a un compañero, a un medio, le vetan y censuran. Detestable.

Sin embargo, lo de Mouriño debe ser un gran insulto porque le contestan días después, perdón, continúan días después
Lo que se le olvida al periodista es que si la sociedad le ha dado todo ese poder es por el gran tesoro del periodismo, al que hay que mimar, guardar con celo y dar lustre: la credibilidad.
La forma más fácil para perder ese tesoro es que te pillen cometiendo el peor pecado del periodismo: el doble rasero; las distintas varas de medir según la conveniencia. Cuando se manda a paseo la credibilidad por el interés se comete un abuso y una estafa al ciudadano. Tal vez por eso nieguen la evidencia, ojalá, eso demostraría que saben que lo hacen mal adrede. Pero lo niegan tantas veces que hasta es posible que no sepan que han actuado vilmente para lo que exige la profesión. ¡Otra vez el puñetero dilema! ¿Prefieres un villano que está obrando mal a sabiendas o el ignorante que obra mal sin saberlo?

4. EL AFICIONADO. “La Yihad”

Dicen que en una guerra hay daños colaterales, eufemismo para reconocer que víctimas inocentes del conflicto son perjudicados  sin remisión y sin ningún miramiento. En este caso es la afición.

El aficionado al Real Madrid es el gran perjudicado de esta campaña contra el entrenador de su equipo. Sufre cada vez que ve y comprueba como se le atiza a su entrenador y por ende a su equipo, a su club, a su ilusión.

Lo más grave es que esgrimen ese sentimiento como coartada para sus ataques a Mouriño. Lo hacen por el bien del madridismo o defendiendo al buen madridista. Claro, el que piense como yo es el bueno, el que no, está equivocado.

Y día tras día tenemos opinión haciendo pasarse por información en la que su fin es desprestigiar a Mouriño o cargar las tintas contra todo lo que hace, dice o por lo que no hace o no dice. Claro, la información se convierte en un punto de cabreo que causa hartazgo y hastío al seguidor madridista.

Es de tal calibre el ruido que pueden llegar a hacer que cargan las tintas hasta límites insospechados de pesadez. Un ejemplo de este abuso fue el mismo comentario que me hicieron dos allegados míos madridistas que no se conocen entre sí, un mes después de que Cristiano Ronaldo soltara aquello de “estoy triste”.  Coincidieron en la expresión y el mensaje “Estoy harto. Que se vayan Mouriño y Cristiano y que nos dejen en paz”, los dos en el mismo saco. ¡Vaya! Curioso ¿verdad? Las críticas son tan despiadadas que surten efecto.

Este hartazgo funciona en el simpatizante madridista que, tampoco es que su vida o su ocio gire en torno al Real Madrid, pero se declara madridista y le gusta que gane su equipo aunque no le preocupe perderse el partido.

Para un fan, un seguidor, es distinto. Ese madridista sí que no quiere perderse un partido y sí que muchos compromisos sociales los intenta compaginar con ver a su Real Madrid. A este no le convencen esas soflamas interesadas y de doble rasero contra su entrenador, pero sí le indigna. Y con razón. La mayoría de los medios y estrellas de la comunicación deportiva cargan tintas contra su entrenador y sacan la vara de medir, del Sport, por ejemplo, por el simple hecho de atizar, mientras cacarean que no hay ninguna animadversión. Como a este seguidor del Real Madrid no le convencen pues a desprestigiarle y desacreditarle.

La primera vez que escuché “la yihad mouriñista” en una radio, pensé que se referían a los periodistas, colegas, tertulianos que no pensaban como ellos y se alineaban con Mouriño ¿quiénes serán estos? Yo quería escucharlos para comparar la evidente campaña antimou con sus defensores.

Entendía que ese término despectivo era similar a otros que se han utilizado en otras modas de la misma manera que se habla de “caverna” o “central lechera”, pero la sorpresa que me llevé fue mayúscula.

En un principio pensé en la figura de Siro López, madridista confeso aparte de su dilatada experiencia periodística, porque era el único que defendía a Mouriño sin ambages y decía que había campaña contra Mou. Lo segundo que quizás se referían a Manolo Matamoros, tertuliano habitual de programas de fútbol y que su firma de abogados llevaba algunos asuntos de Mouriño. Pero no, no era a ellos a quiénes se referían tan despectivamente. La realidad me dejó estupefacto.

Se refieren a los aficionados madridistas que hartos del doble rasero de la prensa y su campaña contra su entrenador, se rebelan y escriben sus propios artículos de opinión en sus blogs o foros. Impresionante.

Me impresiona porque no sé a dónde va este periodismo actual, tan vapuleado por la crisis y que contesta desde los medios públicos, con millones o miles de espectadores todos los días, a los seguidores madridistas que no se pierden un partido de su equipo y que les molesta, indigna y claman justicia, por este proceder torticero y malévolo de la prensa contra su entrenador.

En este panorama tenemos a la prensa exigiendo al Real Madrid que les abra las puertas porque trabajan para el aficionado. Matando al aficionado que está en contra de este ataque frontal a su entrenador, que es mayoría en todas las encuestas, calificándole de yihad, radical o ultramouriñistas. A mí la ofensa me parece doble, rastrera y de muy poca vergüenza para el periodista.

Siempre se ha destacado al aficionado, como el motivo esencial por el que se hacen las cosas. Claro, que si la mayoría de la afición no piensa como la línea editorial, se insiste hasta que se olviden, se cansen, cambien los personajes del tablero o cambien de opinión. ¿Quiénes son al fin y al cabo? El poder del medio es tener a la masa simpatizante hipnotizada que es menos militante que los seguidores. ¿qué diferencia hay? Uno es del Real Madrid pero su ocio no orbita alrededor de los partidos de su club y no se alteran porque juegue su equipo, evidentemente ese público es mayoría y está más expuesto a la manipulación torticera por animadversión.

Una animadversión que siempre se ha dado en este país, pero que obedecía a los colores que se enfrentaban y las adhesiones o cercanías que había entre periodistas , pero esta vez, esta vez ha sido lo nunca visto, todos a una, sin necesidad de orquestar nada, disparando con saña y un odio como si fuera de toda la vida. Y al aficionado ¡qué le den morcilla!

Resultado: el aficionado es la indignada víctima que se ha llevado por delante este detestable proceder de la campaña antimou. Pero me temo que corren nuevos tiempos y la comunicación ya no obedece a los poderosos altavoces tradicionales, poco a poco, otras vías hacen mella y el aficionado que tenga algo de interés encontrará quien le de información sin insultarle, faltarle el respeto, burlarse de él, de forma natural sin tener a unos cuantos periodistas poniendo el grito en el cielo e insultándote con vehemencia porque tu gusto no coincide con el suyo.

2 comentarios en “CAMPAÑA CONTRA MOURIÑO

Deja un comentario